jueves, 9 de agosto de 2012

Incendio

Una chispa salta y cae en un hueco del techo, entre dos tejas coloniales rotas. El viento hace lo demás. Llamas, humo, olor a quemado, cenizas y paredes negras. Vecinas azoradas que miran el espectáculo y se agarran la cabeza. Los bomberos, la policía y hasta una ambulancia, por las dudas. La casa de mis padres quedó devastada y mi angustia es infinita.

- ¿Me pasás el cuchillo? – preguntó, de pronto, mi marido, que sabe despertarme de mis desvaríos trágicos con preguntas de lo más terrenas.

- Sí, acá está – contesté, y enseguida me puse a constatar que el asado que improvisamos en la terraza no fuese capaz de tamaño desastre.



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